Entre otras, encontramos cuatro principales maneras de identificar un buen cogollo:
Observando los tricomas: Asegúrate de tener una buena fuente de luz al observar los tricomas. La luz permitirá ver los cambios de color y su estado de maduración.
No se observan restos de plagas de insectos: Los ejemplos más comunes serían tejidos dañados o mordisqueados, restos de insectos muertos, telarañas, excrementos de insectos y huevos o larvas.
No encontramos hongo: Encontrar el hongo a tiempo puede evitar incluso problemas de salud. De manera visual, los hongos se muestran de diferentes maneras. Las más habituales son moho blanco o gris, manchas oscuras o negras y aspectos algodonosos.
Sabor y aroma definidos: Un cogollo de calidad tiene un aroma fuerte y definido, con perfiles de terpenos que varían entre frutas, especias, tierra, diésel, etc. Olores extraños como moho o humedad indican un mal curado. Un buen aroma debe persistir incluso tras la manipulación del producto. En cuanto al sabor de un buen cogollo, éste debe ser claro y fácil de identificar, reflejando su perfil de terpenos. Debe ser suave, sin sabores metálicos o amargos, y dejar un retrogusto limpio y agradable.
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